Mi fascinación por la cirugía maxilofacial nació antes de comenzar a estudiar odontología y luego al adentrarme en la cirugía a medida que profundizaba en los misterios de la anatomía facial y la complejidad de las intervenciones quirúrgicas, supe que había encontrado mi llamado.

Cada procedimiento se convirtió en un desafío emocionante, una oportunidad para transformar vidas al reconstruir sonrisas y restaurar la función facial. La dedicación y la precisión que esta disciplina demanda se convirtieron en mi motor impulsor, y cada paciente se convirtió en una inspiración para mejorar mi profesión tomando su salud integral como mi prioridad.